Los jazmines de encaje negro
que me regalaste entre brumas de cartas
los dibujo ahora en este guión con falso final feliz
en estas letras como de absurdo drama francés
en las escenas de un dormitorio parecido al de aquella vez;
un final de guión,
en donde la tarde se vuelve noche y los nombres cambian,
porque la ficción hace perfecto lo que en la realidad naufraga
y los créditos finales correrán sobre música de souvenir,
y sólo nuestras sábanas sabrán lo que en verdad ocurrió.