Lo que te diría,
mejor no te lo digo,
para así no perder
la oportunidad de decirte
lo que en verdad quiero
que vos me digas.
poemas, textos y escritos personales que son más baratos que ir a terapia
Lo que te diría,
mejor no te lo digo,
para así no perder
la oportunidad de decirte
lo que en verdad quiero
que vos me digas.
This night has opened my eyes
And I will never sleep again.
En el viaje de vuelta,
mientras a mi lado pasaban
campos de ceniza
por un incendio sin fuego,
recordé a mis dos padres,
agonizando en Hospital Británico,
—“es mi parte de tierra la que llora por los ciruelos que ha perdido”—
aunque uno pidiera inútilmente por su dios
en una cama de Lanús;
aunque otro escuchara irse a Mozart
en el Alemán.
Luego a la noche,
volví a sentir el desguace, el derrumbe, el óxido
cuando la vi besándolo
cuando lo vi viviendo
lo que otra vez había creído posible.
Y todo aquello, el camino, las muertes, su desamor, mi desidia,
configuraron lo no dicho,
que sólo puede sangrar
o ser escrito.
El marco de la puerta
es una espera sanguínea;
más allá, el camino
no hecho, pero conocido
y la muerte,
que persigue, adelante.
Las estrofas claras
del sutil inventario,
las fugaces melodías
de ese piano herido
están desteñidas por los soles
de tus miradas en pretérito,
aquellas que rasgan filosas
lágrimas ceniza y jazmines vacíos,
los trabajos y los días,
dolores idos y sueños dormidos.