martes, 15 de diciembre de 2009

Firmamos un contrato

Firmamos un contrato
sin palabras ni voces
“en besos, no en razones”
—citaba antes Alejandra—
mientras dormían las letras pardas
sobre el eco de las sombras claras.

Ateo y todo,
fui a Belén como fiel
y por una sola noche
escribí evangelios paganos
sobre la voz de tu piel.

Si hubiera sabido de esa madrugada,
hubiese tachado el curso de francés,
y en esa ficha de Puán arrugada
elegiría labios para besar en portugués.

Posmoderno olvido
de un sábado sin destino;
casualidad muda trazada
de los opuestos complementarios
y de los completamente opuestos:
vos, carioca e ingeniera;
yo, porteño y de letras;
juntos mientras tuvimos
las horas de las dulces heridas
las canciones que bebimos
las luces de las lunas perdidas.

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